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jueves, 2 de julio de 2009

ACOGENOS SOLICITA

Ante la declaración de la emergencia sanitaria por la propagación y el contagio de la influenza A (H1N1), los Madrugadores, hacemos nuestra la oración que el Siervo de Dios Padre José Kentenich (1885-1968) escribió durante su prisión en el Campo de Concentración de Dachau (1942-1945), con el deseo de crear entre los prisioneros en ese “infierno” un espíritu de comunidad ennoblecedora y sobrenatural, atenta en el servicio desinteresado del hermano y confiando plenamente en Nuestra Madre como “Salud de los Enfermos” y “seguro Refugio de los que en Vos nos cobijamos”.

El sábado 4 de julio, la Iglesia celebra la Fiesta de “NUESTRA SEÑORA DEL REFUGIO”, acudamos, entonces, los MADRUGADORES DE BUENOS AIRES, a implorar a la Virgen María: Refugio de todos los que en Ella confían, Auxiliadora de todos los que a Ella recurren y Salud de todos los que están enfermos; por todos los que sufren enfermedades y en especial para que por Mediación Milagrosa de María esta enfermedad termine pronto.



ACOGENOS SOLICITA
(Oración del Siervo de Dios Padre José Kentenich, escrita en el Campo de Concentración de Dachau)

Madre, acógenos solícita
Bajo tu manto
Para que nuestro caminar
Siempre sea en el Cielo;
A quienes acudimos a ti con grandes necesidades,
Protégenos del hambre, de la peste y del fuego.

Habla a tu Hijo
Como cuando El estaba en la tierra
Y ayudaba en apuros y penurias;
Dile: “no tienen vino ni alimento”,
Y El, con certeza
Escuchará nuestra súplica.

El te escogió
Para que seas tú la nueva Eva
Y salves a los que la primera perdió:
Si por ella fuimos arrastrados a la ruina,
De ti nos brota
La fuente de la eterna salvación.

Según los planes de amor
Y sabiduría del Padre,
Este mundo será siempre un valle de lágrimas,
Hasta que amanezca
El sol radiante de la trasfiguración
Y la tierra refleje la gozosa gloria del Cielo.

En dependencia de tu Hijo, se te ha concedido
Que puedas devolvernos
La vida de la gracia antes perdida:
Que apartes o mitigues las aflicciones de esta tierra,
O las transformes en caminos para nuestra salvación.

Generosamente despliega hoy
Tu corazón de madre,
Y como Colaboradora del Señor Jesús,
Manifiesta en plenitud
Tu poder y Tu bondad
Allí donde irrumpen violentos poderes infernales

Como tu Hijo, que durante su vida terrena
Saciabas el hambre
Y traía consuelo y salud a los enfermos,
Así con El pasa ahora entre nosotros
Bendiciendo en silencio para darnos
El inmenso poder de tus manos de Madre.

Manifiéstate a todo el mundo como la gran Señal,
Ante quien desaparezcan la astucia del Demonio
Y la miseria terrena;
En ti encuentren los pueblos amparo y auxilio
Y te proclamen alegremente
Como Medianera de la Salvación.

Nuestra necesidad
Se ha hecho tan extrema
Que, sin tu socorro, pereceremos;
Solo tú puedes preservarnos de sucumbir;
Ven y míranos en torno a Ti
Congregados y suplicantes.
Con tu Hijo, se nuestra liberación
De la furia del infierno
Y de la tormenta del tiempo;
Con todas las voces de nuestra gratitud
Te alabaremos eternamente
Como la Excelsa Madre de los Pueblos.

Proclamaremos tu nombre con valentía
Y guiaremos a los hombres hasta tu Santuario,
Para que jubilosos
y llenos de amor
glorifiquen contigo a la Santísima Trinidad
en la tierra y en el cielo.

AMÉN

(Del libro de Oraciones: “HACIA EL PADRE” del Siervo de Dios Padre José Kentenich, 501-511)

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